Un año después de Jorge, llegó al programa Edwin Francisco. Él cuenta que con Fundación tenía lo necesario para estudiar –zapatos, uniformes, cuadernos, mochila– y solo tuvo que “poner las ganas de estudiar”.
Edwin trabajaba desde los 10 años ayudando a su papá en el campo: halando agua, chapodando y sembrando la tierra. “Un niño prefiere jugar y divertirse con sus amigos, pero no había quien le ayudara a mi papá, y teníamos que hacer la milpa. Él se veía obligado llevarme a mí a la milpapara que yo le pudiera echar una manita y llevar el pan de cada día a la casa”, comenta.Algunas veces, cuando el trabajo en la milpa le daba espacio, Edwin asistía a la escuela, pero otras veces no lograba llegar a tiempo. El trabajo infantil es “como una enfermedad que viene afectando a toda la niñez que le toca levantarse temprano para ir trabajar en lugar de levantarse para ir a la escuela”, dice.
Pero Edwin ya avanzó en sus estudios gracias al apoyo de Fundación, que le ayudó a “nunca darse por vencido”. Tanto así que su siguiente meta es seguir estudiando para graduarse de una universidad de licenciado en Administración de Empresas. Mientras tanto, él ya hizo un curso de emprendimiento con Fundación Telefónica y cuenta con un pequeño negocio: “Mieles de occidente”, por medio del cual comercializa miel pura de abeja de cinco colmenas que compró con el capital semilla dado por Fundación.
Por eso, insiste en que los niños aprendan a “exigir sus derechos”, porque aunque está consciente de que su familia no tuvo otra opción, ya que las condiciones económicaslos obligaban a ver en el trabajo infantil una salida a la pobreza, sabe que “el trabajo infantil es una enfermedad que debe ser erradicada, porque sino en El Salvador nunca va a haber futuro para estos niños”.